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¿te la vas a perder?

Permíteme volver a soñar

viernes, 6 de febrero de 2009

Todavía recuerdo los tiempos de infancia en los que las amiguitas de tu mamá se te acercaban, te decían que te parecías en las orejas a mami y en los labios a papi y te preguntaban qué querías ser de mayor. Tú, feliz, respondías con aquello que admirabas, con aquellos que te encantaba en la ignorancia de un niño de unos pocos años.

Hoy estamos dispuestos a decidir por nosotros mismos. Miramos hacia el futuro con esperanzas de vivir el momento, de ser felices, de alcanzar un nivel económico asequible y una vida familiar con tu pareja, tus hijos (mirando a un futuro muy lejano, claro está). Aquel viejo tópico literario llamado Carpe Diem, "vive el momento", se ha reformado, adaptado y reorganizado para vivir el día a día de nuestra sociedad. Somos educados para estudiar, para trabajar, pero siempre bajo la condición de que en un futuro ganaremos dinero. En cualquier aspecto de tu vida aparecerá en algún momento el dinero de por medio.

Vivimos una única vida y lo hacemos girando en torno a unas cuantas monedas. Nos interesa estudiar pero siempre y cuando sea para un trabajo en el que la prima sea considerable. Nos interesa trabajar, en lo que más nos guste, pero también en aquello que nos aporte un buen salario. Al final, estudiamos para, quizás, trabajar en lo que no tocaste en ningún libro de tus cinco o seis años de carrera universitaria. Y resulta curioso que al final hasta te acabes acostumbrando. Luego, cuando estás con tu trabajo, vives sólo para ti, para los tuyos, para ganar dinero e idolatrar al yo, al yo y al yo. Y no hablo de ti o de él, hablo de este dichoso mundo occidental, tan aislado, tan impasible a lo que pasa en el resto del mundo. Somos, a día de hoy, un gran Carpe Diem.

Aquellos sueños de la infancia parecen ya lejanos, olvidados en el rincón de la memoria que nunca quieres mencionar. Miguel quería ser restaurador de arte, pero se quedó en albañil. Maite quería ser abogada pero la falta de trabajo la llevó a ser funcionaria. ¿En qué momento de nuestras vidas dejamos de soñar? ¿Cuál es el momento en el que pasamos de ganar en satisfación a ganar en dinero?

Me niego a dejar de soñar. Así me cueste una eternidad, quiero cumplir mis sueños y, cada día que pasa, veo más claro que debo hacerlos. Porque soñar con un mundo mejor produce satisfacción, porque pensar en una mayor igualdad me da ánimos a seguir adelante, porque pensar que un día será posible que cada persona de este planeta tenga su propio Carpe Diem particular es increíblemente alentador. Ese es mi sueño. Ese y muchos otros que nunca dejaré de luchar por hacerlos posibles. Porque sólo entonces, sólo cuando vea cumplidos mis verdaderos deseos me daré cuenta de que el haber pasado por este planeta no ha sido en vano, sólo entonces habré hecho algo no por mi, sino por todos. Porque ese día, no será el dinero lo que más me preocupe. Ese día será el día en que el yo desaparezca de mi vida. En el que sea capaz de ser lo que siempre he querido, en el que vivir no sea simplemente vivir, sea soñar. Porque cada sueño es una ilusión y cada ilusión debería de ser una vida. Ojalá sea así y que algún día pueda ver el sueño de ver un mundo mejor, cumplido.

_Dant_

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Anónimo dijo...

No sé si ese hermoso y noble sueño de un mundo mejor podrás o podremos verlo algún día; pero estoy segura que merece la pena esperarlo y soñarlo, y trabajar cada día de nuestra existencia para que así sea, en todo aquello que está en nuestra mano y nos concierne más de cerca.Creo que fue Gandi quien dijo que para mantener el mundo limpio, cada uno debería, no más que, preocuparse de limpiar delante de su puerta. Y esto amigo Dant, es lo más dificil. Hacer a conciencia cada uno de nuestros actos cotidianos y mantenernos firmes en superaranos día a día...Esto es lo más dificil, pero sin ello no puede haber satisfacción ni felicidad.
Seguro Dant, que veas o no veas tu sueño hecho realidad, lo que sí disfrutarás es el camino hacia ello, y tan solo por eso merece la pena, quién sabe?, a lo mejor es que tampoco hay nada más que esperar...
No se lo digas a nadie, pero yo creo que la clave es no rendirse nunca, aunque nos llamen ingenuos, inocentes y hasta idiotas idealistas. Ellos ya se han rendido,y lo que es peor alguno ni siquiera ha empezado la lucha,el conformismo y la comodidad es su sello de identidad.
un bikiño

miarna
























Un bikiño

miarna

Anónimo dijo...

Ir en vusca de los sueños es algo maravillosos, pero para decidir eso tienes que estar muy seguro de que eso es lo que quieres, pues el precio que tendrás que pagar será muy alto. Porque siempre se paga.... y a veces, el peaje que te imponen te resulta injusto, escesivo e incluso cruel.
Pero, ( bajo mi criterio ) llegar al final del viaje de la vida y no tener que lamentarte de
"Porque no lo he intentado " creo que eso es más que suficiente.
Disfrutamos de muchas cosas en la vida gracias a la locura de aquellos que no quisieron renunciar a sus sueños.
Un beso, Carlota