Cierto, diecisiete años no son nada. Pero tampoco cuarenta, cincuenta o aquellos que tengas. No son nada en un mundo que tiene millones.
Todo esto viene a raíz del último artículo que publiqué y que parece haber creado una gran confrontación.
No sé quien eres ni tampoco tengo, ahora mismo, un interés supremo en saberlo. No sé el por qué de tu contestación, cuando no le encuentro una relación expresa con mi artículo. Hablas de gobernar, de mi exceso de juventud, de mi ignorancia en la vida ya que "aún tengo mucho que ver", hablas de esclavismo de la sociedad, de un control expreso y de que los jóvenes son cultivados y llevados por el buen camino para su buena utilidad, hablas, al fin y al cabo, de temas que nunca quise yo tocar. Simplemente, yo critiqué de manera metafórica a la Santa Iglesia Católica. En eso basé yo mi artículo.
Pues bien, debo decirte, amigo anónimo, antes de nada, que los jóvenes se educan, sí, pero no se cultivan, al menos yo. Nadie va a encaminar mi vida. Nadie ni nada. Sólo yo decidiré acerca de como quiero ser y de como es y será mi opinión. Y es esa opinión la que manifesté en mi artículo. Una opinión que, hacia la Iglesia Católica, siente vergüenza. Porque, pese a todas las ventajas que pueda tener, discrepo de que la Iglesia pueda tener voz política sin tener partido. Discrepo en la existencia de un hombre que afirma que el preservativo aumenta el sida. (Ratzinger, 18 de marzo, "el uso de preservativos aumenta el SIDA"). Discrepo de que un señor que se llama Antonio María, y que todo el mundo lo conoce por su apellido, Rouco, reabra un debate innecesario y, lo que me parece más grave, haga que la política interceda en celebraciones religiosas de carácter personal y "de la calle".
Tampoco creo que mi amigo O Cóndor tenga toda la razón, que dice que lo que menos necesitan las poblaciones con SIDA son preservativos. Creo que sí los necesitan, para evitar que se propague. Y sí, tienes razón en que las actuaciones internacionales se deberían basar también en otros aspectos como bien citas (comida, agua, médicos...).
Lo que yo no aguanto es que una de las personas más poderosas del mundo, con más incidencia en la conciencia de las personas y especialmente en África, visite Camerún y diga a todos los ciudadanos de este país allí presentes que no usen el preservativo.
Así mismo, discrepo con mi amigo anónimo en que mi joven edad no me de pie a tener una imagen sólida de lo que hay en este mundo. La creo tener y puedo asegurarte de que el concepto de Iglesia genera en mi un sentimiento que no es precisamente admiración.
Quería aclarar estos puntos. Ahora, te pido que me aclares bien cual es tu opinión porque, desde luego, no acabo de entender del todo tus comentarios.
Un saludo,
_Dant_
Todo esto viene a raíz del último artículo que publiqué y que parece haber creado una gran confrontación.
No sé quien eres ni tampoco tengo, ahora mismo, un interés supremo en saberlo. No sé el por qué de tu contestación, cuando no le encuentro una relación expresa con mi artículo. Hablas de gobernar, de mi exceso de juventud, de mi ignorancia en la vida ya que "aún tengo mucho que ver", hablas de esclavismo de la sociedad, de un control expreso y de que los jóvenes son cultivados y llevados por el buen camino para su buena utilidad, hablas, al fin y al cabo, de temas que nunca quise yo tocar. Simplemente, yo critiqué de manera metafórica a la Santa Iglesia Católica. En eso basé yo mi artículo.
Pues bien, debo decirte, amigo anónimo, antes de nada, que los jóvenes se educan, sí, pero no se cultivan, al menos yo. Nadie va a encaminar mi vida. Nadie ni nada. Sólo yo decidiré acerca de como quiero ser y de como es y será mi opinión. Y es esa opinión la que manifesté en mi artículo. Una opinión que, hacia la Iglesia Católica, siente vergüenza. Porque, pese a todas las ventajas que pueda tener, discrepo de que la Iglesia pueda tener voz política sin tener partido. Discrepo en la existencia de un hombre que afirma que el preservativo aumenta el sida. (Ratzinger, 18 de marzo, "el uso de preservativos aumenta el SIDA"). Discrepo de que un señor que se llama Antonio María, y que todo el mundo lo conoce por su apellido, Rouco, reabra un debate innecesario y, lo que me parece más grave, haga que la política interceda en celebraciones religiosas de carácter personal y "de la calle".
Tampoco creo que mi amigo O Cóndor tenga toda la razón, que dice que lo que menos necesitan las poblaciones con SIDA son preservativos. Creo que sí los necesitan, para evitar que se propague. Y sí, tienes razón en que las actuaciones internacionales se deberían basar también en otros aspectos como bien citas (comida, agua, médicos...).
Lo que yo no aguanto es que una de las personas más poderosas del mundo, con más incidencia en la conciencia de las personas y especialmente en África, visite Camerún y diga a todos los ciudadanos de este país allí presentes que no usen el preservativo.
Así mismo, discrepo con mi amigo anónimo en que mi joven edad no me de pie a tener una imagen sólida de lo que hay en este mundo. La creo tener y puedo asegurarte de que el concepto de Iglesia genera en mi un sentimiento que no es precisamente admiración.
Quería aclarar estos puntos. Ahora, te pido que me aclares bien cual es tu opinión porque, desde luego, no acabo de entender del todo tus comentarios.
Un saludo,
_Dant_